El artista es un ser enfermo, es alguien que siempre se debate entre el gusto por la muerte y el placer de la vida. Rocco Almanza no es la excepción; él es un personaje que podríamos colocar en un libro de literatura médica.
Nacido hacia 1976 y, con una formación autodidacta, actualmente es pieza clave dentro de las artes plásticas de Toluca. Contando con diversas exposiciones individuales y colectivas su obra no puede pasar por alto. Es quizá el manejo de su trazo, líneas que evocan la ruptura y la discontinuidad o quizá los colores pútridos, enfermos y corrompidos, los que hacen de su trabajo un algo inquietante.
Si intentamos clasificar a Rocco Almanza dentro de alguna corriente, ya sea por su técnica o por su temática, resultará más que imposible hacerlo. Este artista plástico va desde la ilustración hasta la pintura. De repente se le encuentra pintando rostros, como en su serie «Retazos de un recuerdo«, para que de un minuto a otro todo sea caótico. Resulta tan curiosa su serie «penetraciones» en la que su elemento recurrente son los peces; el símbolo del mar como un elemento implícito ligado a lo femenino, mientras que los peces representan lo masculino.
Lo sano y lo patológico en Rocco Almanza
Toda manifestación artística tiene una doble función. La primera establece que el arte debe de imitar la realidad, cosa que no se cumple con Almanza y la segunda dicta que el arte es la purificación del espíritu. Este segundo punto hace que el arte le permita al artista sacar de su interior los demonios que le atormentan. Almanza lo refleja muy bien. Su obra estriba en esa actitud de manifestar la enfermedad tanto espiritual como física. Desde las pinturas que tienen un amplio simbolismo psicoanalítico hasta aquellas que remiten a elementos mítico-simbólicos.
Su más reciente exposición, montada en el Centro Toluqueño de Escritores a finales de noviembre, explora la enfermedad. El uso de su paleta para lograr colores que evoquen órganos enfermos, cancerígenos, mutilaciones, podredumbre, hacen que el espectador se sienta un poco incómodo. «Hirsuta Dermis» es la muestra más fiel para demostrar que el artista siempre es un ser enfermo.
«Rocco Almanza es uno de esos personajes curiosos que caminan por Toluca».
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