2013

  PLUTARCO GONZÁLEZ NO. 113

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De: Galería Brummell


BRUMMELL de México invita:

A su 2do. Aniversario, como estudio de experimentación artística en Toluca, México.
Presenta la muestra:

bENGADOR, LIBERTADOR

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Vicente Huidobro

La razón es un instrumento de y del poder como control y dominación del sujeto por parte del Leviatán (el estado). Existen leyes y códigos que rigen al mundo, existen instituciones psiquiátricas en el mundo, en las que su inclusión es hacia el “loco”. La locura es a su vez una suerte de cuestionamiento hacia la razón, es parte de la razón misma, así como su cara anversa. Las ciencias humanas no solamente han servido para el conocimiento del sujeto, sino también, tal como lo entiende Michel Foucault, para sujetar al sujeto; es decir, para tenerlo en observación, control, dominación, manipulación, a partir de su propio conocimiento. El panóptico, de Jeremy Bentham, fue una metáfora de la interiorización de la mirada hacia el sujeto. No necesitamos actualmente que alguien o algo nos este observando, pues la mirada de vigilancia y castigo se ha interiorizado a la subjetividad del individuo.

La Historia de la locura en la época clásica fue para Foucault una obra que marco su pauta, al proponer a la locura no solo como parte inherente a la razón, sino además como su interrogante más seria en contra de la razón misma. La locura, como el sinsentido, o la sinrazón, es un caos dentro del orden. Un caos necesario, como los primeros filósofos griegos – primero fue el caos, después llegó el orden con el hombre. Para la anti-psiquiatría, la locura es una enfermedad invisible, constructo e invención de las ciencias humanas, quizá inexistente.

A mediados del siglo XX, Jean Dubuffet da nombre a una especie de arte, de esquizofrénicos, niños, enfermos mentales, mismos que no están de acuerdo con un orden estético establecido. El trazo brutal, infantil y expresionista de las obras presentadas en esta muestra fue nombrado como Art brut “Un arte de locos hecho para locos”. Oficialmente la primera inclusión de la locura como elemento singular en la construcción del arte.

La locura actualmente no existe en los ámbitos psiquiátricos, existe más bien la esquizofrenia. La locura existe solamente en un virtual imaginario colectivo. La locura es, quizá, una línea de fuga hacia la liberación de la razón y la lógica del sentido. Quizá la locura es una irrupción de sentido, la cual nos evita el eterno tedio de la razón y el cálculo demencial, la premeditación, el exceso de sentido, la frialdad de las cosas y los acontecimientos en la vida.

Para la psiquiatría, la locura o la esquizofrenia se trata de un asunto patológico; para la filosofía, no. Se trata de un sentido que para Deleuze y Guatarri es un concepto el cual incluye al hombre en una abertura, como una verdadera salud, un proceso de curación, una disolución del ego, una disolución del yo. Un desmembramiento y deconstrucción del psicoanálisis a partir del esquizoanálisis.

La figura del sujeto sin casa: homeless, del loco, del esquizofrénico, del inadaptado social ¿o, mas bien, del expulsado por la sociedad?, es la de un sujeto oscuro, tal como Alain Badiou lo concibe: un sujeto opuesto al sujeto amoroso y que, al no encontrarse en un “amor verdadero”, se ve arrastrado hacia la autodestrucción inevitable; el homeless es nuestro virtual devenir monstruoso, tal vez una de nuestras peores pesadillas con respecto a nuestra concepción del sujeto contemporáneo, ó quizá, también, al estado del sujeto virtualmente más libre de todos, pues no se encuentra anclado hacia nada, ni familia, ni institución; a nada en particular, sobre todo hacia nada real. Un estado de olvido, el cual ya Nietzsche abordaba de alguna forma al decirnos “Ebrio placer es, para quien sufre, apartar la vista de su sufrimiento y perderse a sí mismo.”.

RAFAEL MONROY
Enero, 2013

POST-SCRIPTUM

Una especie de darwinismo contemporáneo asecha nuestras cabezas, de estar “bien puestas”, de soportar un gradiente de verdad, demasiado cruel, es decir, la realidad en estado crudo, indigesto, sin atavíos y aderezos; un principio de realidad, como un principio de crueldad.

bengador, mártir, figura decadente, producto de un sistema castrante, enloquecedor, mismo que nos puede llevar al suicidio psicológico ò al suicidio a secas; Rosset nos dice ¿Qué grado de verdad esta uno dispuesto a soportar? Todo depende quizás de una debilidad de cierta naturaleza que somos, o no somos, capaces de soportar.

bengador, es esa ultima esperanza ideológica en un mundo mas allá de las ideologías y, de un futuro posible, bengador libra batallas imaginarias con sus plumones, como las del quijote y los molinos de viento, libra batallas imaginarias, pintarrajeando las horrorosas paredes de la ciudad, ante la injusticia y la opresión de los que detentan el poder y de los que están sometidos a el.

bengador con “b mayúscula”, es un súper héroe de goma, producto de un mundo global y, no es mas que la muestra de las taras y de los genes heredados de una sociedad estupida, de un país estupido…

bengador es el último bastión, el último gesto contra-cultural que legitima un poder político ausente, sus batallas desde el comunismo, contra los españoles en la conquista, la guerra civil china y otros temas; hacen recordar a súper héroes latinoamericanos como kaliman, combatiendo con enemigos de diferentes espacio-tiempos.

bENGADOR, LIBERTADOR…


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