Pintor, muralista, escultor y, para orgullo nuestro, mexicano y mexiquense. Hombre vitral, hombre infinito. Artista universal, artista de todos los tiempos. Leopoldo Flores transformó con su obra la concepción del arte.
Este egregio artista plasmó en sus obras una visión cosmogónica mediante la cual se puede interpretar el tiempo, el espacio y el movimiento; los fenómenos armónicos y contradictorios; la materia y el espíritu; el principio y el fin.
“Aratmósfera”, el “Cosmovitral” y “Los Elementos” son ejemplo de su talento y del acto creativo, son representaciones enlazadas a través del color y la forma, hechas con un aticismo digno de elogio.
“El acto creativo es el más importante del ser humano. Es una chispa instantánea que si se atrapa se convierte en una obra universal y en propiedad de los humanos para siempre, sin ninguna frontera, pero si no es atrapada se pierde y nunca más la volveremos a ver”.
Él mismo quedó plasmado en cada una de sus obras, en cada vidrio utilizado para plasmar su pensamiento y sus ideas. Como en “Los elementos”: agua, por su arte transparente; tierra, por las raíces que dejó mediante su obra; aire, por la esencia de su espíritu y fuego, por su arte incandescente.
Hasta la etapa final de su vida, la creación artística nunca se detuvo. No hizo más que ofrecer a nuestro estado su magnificencia productiva. Hace un año que la parte material emprendió el vuelo para transformarse en etérea y volar hacia el cosmos.