V
»Sábado. Esta noche no hay luna, si no fuese por el generador eléctrico del campamento la oscuridad cubriría en su totalidad esta zona del Congo. Las constelaciones brillan dando paso a la vía láctea sobre nosotros. Los animales salvajes nos rodean sin acercarse al campamento. Dentro del espeso paisaje lleno de vida escucho aves, rugidos e implares de felinos, siseos de insectos y reptiles. Me parece escuchar también en la lejanía un sonido similar al de hace unas semanas, como si se llevara a cabo un rito religioso en lo profundo de la jungla. Es extraño, son sólo cánticos, como voces coreando, sin tambores. En África los rituales y celebraciones conllevan música percutiva. Me genera sospechas. La grabadora no logra captar el sonido, aunque para mí es muy claro, aunque sea tenue. Trataré de tomar una siesta y continuar trabajando en un par de horas.
»Al despertar pude intuir que Mateus me espiaba mientras dormía. Revisó mis archivos en la laptop y en el móvil, cuidando bien no dejar huellas. Debido a un gas somnífero no pude notar su presencia antes. Aún siento pesadez y aturdimiento en el cuerpo y la mente. Al salir de los dormitorios noto que todos comienzan a sospechar de todos. La muerte de ambos médicos no fue accidental. Alguien trata de volvernos en contra unos de otros. Si el caos se sobrepone a nuestro orden establecido estaremos perdidos. Debo tener cuidado al continuar con este documento y en quien confiar. Estoy preparado para lo que suceda.
»Subí a la torre de control para hablar con Natally en una videollamada, se comportó extraña y cortante. Vi a Sonja unos minutos. Después de colgar me quedé con incertidumbre, es fácil pensar en infidelidad, enredarte con tus propias ficciones. Las apariencias son engañosas, no debería desconfiar de ella, la amo.
»Ya es lunes, aún no amanece. El acceso a laboratorio ha sido restringido, encontraron cristales de muestras rotos en el piso, están saboteando la investigación, quienes también son culpables de la muerte de los colegas. Un médico y un enfermero se contagiaron esta vez. El miedo cimbra la expedición. Estamos en un serio problema, todos debemos usar los trajes de esterilización.
»Volví a la torre de control a corroborar la situación. Nos quedamos incomunicados, ignoramos la razón de la falla, la conexión es vía satelital. Una tormenta eléctrica se aproxima cubriendo las estrellas, tardará muy poco en llegar hasta aquí. Las ventanas tiemblan y las aves huyen en un estruendo de graznidos.
»La intuición me dice que todo tiene relación con el rito que se escuchaba hace unas horas. El escepticismo me obliga a cuestionarlo, es poco creíble la conexión entre ambas situaciones, pero existe, sucedieron en la misma noche con un lapso mínimo de diferencia.
»Son las seis, ya debió amanecer. Las nubes impuestas sobre todo el celaje no dejan penetrar la luz del día. No ha caído una gota de lluvia. Los relámpagos como dragones eléctricos continúan rugiendo truenos.
»Miércoles. Interrumpí la grabación unos días para no levantar sospechas. Los refuerzos debían llegar ayer y no sabemos nada todavía. La señal de comunicación no vuelve. Faltan armas para defendernos en una situación de alto riesgo. Los pacientes han disminuido dos terceras partes, y han dejado de ingresar nuevos.
»Reporte del jueves diecinueve de noviembre del dos mil veinte. Hemos hecho todo por recuperar la señal satelital. Las nubes continúan sin llover e inamovibles. Es absurdo, una semana entera sin comunicarnos ni ver la luz del día. Sería imposible continuar si no fuera por la planta eléctrica. Todas las muestras del virus han mutado, la primera forma de éste podría haber sido una especie de larva, no deja de ser absurdo también. Estamos confundidos y cansados. No quisiera decirlo, por suerte sólo tenemos treinta pacientes vivos, el resto fallecieron durante la semana. Ha disminuido la presión de trabajo. Un convoy partió hacia el río con el propósito de encontrar pacientes o ayuda de los militares. Nos quedamos también treinta elementos laborando.
La grabación concluyó. Gardner y Danna habían terminado con todos los cigarrillos. Hubo un silencio incómodo y él habló primero.
––Es hasta donde pude escuchar. Unos días después de la fecha mencionada en el último reporte fue cuando yo hallé la grabadora.
––¿Y no se puede desbloquear? ––Preguntó Danna.
––Lo he intentado sin resultados.
––¿Por qué exactamente viniste a buscarme a mi Johnny? ––Dijo Hamilton.
––Eres el médico más brillante que conozco Fred. Si todo esto es real, debemos ayudar a esas personas. Quería saber tu opinión profesional antes de armar un escándalo en Washington. Me arrepiento de haber regresado. Tal vez si me hubiese quedado en África podría hacer algo más pronto. El problema fue mi vuelo programado de vuelta aquí.
––¿Puedo ver la grabadora? ––Volvió a preguntar Danna tomándola al mismo tiempo.
––¿Qué harás ahora Johnny? ¿Pretendes que te acompañe a África para investigar?
––Quizá si me apoya la opinión de un médico reconocido y con trayectoria me harán caso en el gobierno. Dudo que los burócratas me tomen por un demente si tengo ese respaldo. No necesariamente tendríamos que ir hasta…
––¡Ya se desbloqueó! ––Gritó Danna.
Su padre y Gardner la miraron sorprendidos.
Texto: Asterión
Ilustración: Fernando Cano Miranda
Corrección de Estilo: Alan Malváez