Alejandra Luckie, el grabado y la vida
Quizá muchos hemos escuchado hablar de Alejandra Luckie; ella es una artista gráfica que, desde hace ya casi una década, se dedica al trabajo del grabado. Comenzando su carrera hacia 2008, cuando aún asistía a la universidad; incluso después de haberse topado con diversos obstáculos, nunca se rindió. «Cuando ya no pude imprimir en la escuela empecé a buscar dónde imprimir», nos cuenta la artista. Sucedió que caminando en el Centro de Toluca se percata que el Museo de la Estampa tenía inscripciones abiertas para trabajar en su taller. Sin perder la oportunidad se inscribe y es de aquí donde surge la mayor parte de su producción.
Luckie aún recuerda la primera vez que fue seleccionada en un concurso. «Fue en la Bienal Intercontinental, que se lleva a cabo en Ciudad Juárez», nos explica. Posterior a ello le siguieron diversos reconocimientos. Actualmente se ha visto un creciente aumento de artistas gráficos en Toluca; sin embargo, como nos lo dice Alejandra, muchos de esos artistas ya no se esmeran en la imagen, en los detalles, lo que provoca que sus impresiones sean a veces planas. «Tiene mucho que ver la zona geográfica», nos dice la artista.
«Es más barato hacer carteles con la técnica del grabado», agrega. Quizá esta sea una de las razones por las que la imagen deja de tener importancia y todo gira en torno al mensaje directo.
El grabado y la muerte
El trabajo de esta artista abarca los mitos cosmogónicos de la cultura prehispánica. Su obra, plagada de un simbolismo, nos conduce por el nacimiento del sol, el pulque, la fiesta, etcétera. Con un gusto notable por los ciclos, podemos observar figuras circulares. Trabajando desde el mini print hasta el gran formato, se esmera en evocar las tradiciones mexicanas, las cuales se vuelven tema recurrente en cada una de sus impresiones. Manejando la técnica en linoleo, puede recrear los ambientes cotidianos de su vida. Con una formación en el campo de la ilustración, gusta por el detalle y el dibujo puro.
La muerte, esa misma muerte que Posada persiguió, ahora se le presenta a Luckie; quien, con un estilo más renovado, desenfadado y libre, la evoca, le habla y la plasma. Huesos y calaveras llenan sus impresiones. Las calaveras de Luckie son el recordatorio de que la vida es inevitablemente el camino hacia la muerte. Ambos elementos convergen armoniosamente.
La obra de Alejandra Luckie ha sido seleccionada en diversos concursos en Rusia, Canadá, Japón, entre otros países. También aparece en varios catálogos. Actualmente colabora con el colectivo La Tómbola.
Actualmente fue seleccionada en la trienal de Japón.
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