Homenaje a Alfonso Sánchez Arteche
Este miércoles, FILEM realizó un merecido Homenaje a Alfonso Sánchez Arteche. Uno de los escritores predilectos de la ciudad y toda la entidad.
Sánchez Arteche nació en 1952. Si tuviéramos que trazar la cronología de la vena literaria que ha animado su vida y las letras de la ciudad, habría que empezar al menos en 1966. Pues con 14 años, Sánchez Arteche realizaba su primeras notas periodísticas de crítica de teatro en la revista Equinoccio. Asiduo lector desde la niñez, fue también un precoz escritor de poesía. Para 1970, sus intereses, ya trazados como vocación, le valieron el primer premio del Concurso Estatal de Poesía del CEPES.
Desde entonces, su carrera literaria y como promotor cultural acumuló más de 20 títulos y múltiples cargos en departamentos editoriales de prensa y en áreas de cultura. Desde colaboraciones en La Jornada, como Jefe editorial de la Universidad Autónoma del Estado de México, hasta su último cargo como uno de los miembros ex oficio del Consejo Editorial de la Administración Pública Estatal. Si conoces la colección del F o tiene alguna objeción sobre la colección del fondo editorial estatal, este es un nombre que debe tener presentes.
En el homenaje participaron la exdirectora de Cultura e Identidad Municipal de Metepec, Celina García; la periodista Celeste Ramírez; el escritor Augusto Isla y Alicia Hoyo. La sesión fue dirigida por Rodrigo Sánchez, hermano del homenajeado y maestro dedicado también a la historia nacional.
Los invitados nos hicieron recordar uno a uno porqué el lugar estaba abarrotado y con gente de pie. Los que no conocen a Sánchez Arteche como literato, lo conocen como historiador, periodista, editor, maestro, espléndido conversador y, de unos años para acá, como agudo y juguetón escritor de Facebook.
Su discontinua mudanza del periódico a los libros y a la web 2.0 y de regreso, nos hace concluir un par de cosas. Primero, el demonio de la escritura no tiene remedio. Segundo, Wilde lleva razón en que para escribir sólo hacen falta dos cosas: tener algo que decir y decirlo. Lo fantástico es si además tienes todo el estilo y gracia del homenajeado.
Su amiga Alicia Hoyo hizo alusión a una faceta poco conocida por aquellos que no conocieron o han escuchado de Alfonso Sánchez en su juventud. Aquella del joven que, además de ser crítico de teatro, tuvo una época de actor. Augusto Isla, amigo del ganador de la Presea Estado de México y alumno en más de un sentido como él mismo reconoció, reparó en una mención que otro gran escritor, Hugo Gutiérrez Vega, le compartió alguna vez respecto de Arteche: «es un erudito portentoso, con una capacidad de memoria prodigiosa y una curiosidad inagotable».
Isla lamentó el hecho de que la cultura en el país se encuentre centralizada, específicamente en la Ciudad México, y que existan personalidades como el autor del Retablo Barroco que, debido a la geografía, no alcanzan el reconocimiento que merecen.
Sin embargo, las letras estatales han sido más justas con Sánchez Arteche. Un buen ejemplo es la clásica antología «Toluca en la poesía» de Gonzalo Pérez Gómez. El volumen recorre dos siglos de producción lírica en torno a escritores emblemáticos para la capital.
En el pequeño título, Arteche comparte repertorio con Ignacio Manuel Altamirano, Justo Sierra y Enrique Carniado, entre otros.
Otra faceta resaltada en la trayectoria del homenajeado es su contribución al conocimiento de las grandes personalidades estatales. Como historiador ha aportado investigación original a figuras de la región cuya relevancia trasciende el sentido de la historia nacional. Andrés Molina Enríquez, Sor Juana, Isidro Fabela y José María Velasco encabezan la lista de perfiles con una obra y una biografía contemporánea que no sería la misma sin su visión histórica, ojo literario y capacidad de análisis.
El homenaje permitió recordar su vida pública y dar un vistazo en su historia personal. Fue ocasión para hablar del personaje oculto que ha sabido querer a sus amigos siendo generoso con sus consejos y palabras y el hombre de familia que ha nutrido su nobleza en el cariño de su esposa Laura y su hijo Alfonso Edmundo.
Sánchez Arteche ya no colaborará de forma oficial en el equipo del Fondo Editorial Mexiquense. Sin embargo, como el recuento de su carrera hace ver, un espíritu inquieto crea sus propios derroteros.
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