El amor por los libros debe ser accidental, como quien no quiere la cosa. Como un libro que te cae del cielo o un poema que te viene de la pared. Con cierto miedo o recelo, incluso flojera, vemos como se acercan. Pero no imaginamos lo terriblemente hermoso que puede ser.
Abril es el mes de la lectura, un esfuerzo más para acercar a los mexicanos a los libros y las palabras. Un esfuerzo que se espera rinda frutos, pues según los últimos resultados arrojados, el año pasado, el mexicano lee 3.4 libros al año. Bajísimo. Necesitamos de alguien que nos diga que las letras son importantes.
Este mes se le ha dedicado a Juan Rulfo, escritor jalisciense de una modesta producción de libros; apenas dos, pero que se han convertido en joyas de la literatura. Magistralmente, escribió sobre la situación rural de su época y el fracaso de la revolución. Aunque significara un dolor escribir para él, supo lo que se tenía que decir y lo hizo a través de la literatura, con los libros.
Los libros deben significar mucho más de lo que son, pueden justificar nuestra existencia o destruirnos. Eduardo Galeano, escritor uruguayo que este mes se cumplen dos años de su muerte, escribe en El libro de los abrazos la anécdota de José Manuel Castañón, capitán del ejército de Franco. Este hombre, vencedor, leyó a los vencidos en las páginas de un libro de Cesar Vallejo. En la noche en vela, metida la nariz en los poemas, decidió renunciar al ejército y no cobrar ni una sola moneda. Se fue preso y al exilio.
Estos hallazgos deben significar un cambio en nuestras vidas, pero se necesita del libro correcto. Un buen libro que sea, como dice Kafka, un puñetazo en el cráneo, entonces valdrá la pena, entonces los declararemos con la grandeza que merecen. Porque a veces, incapaces de imaginar y de soñar, ellos lo hacen por nosotros.
Los libros importan, quizá no terminen revoluciones, ni justifiquen nuestras vidas pero si de algún modo nos enseñan cómo debería ser el mundo y nos acercan a la felicidad, entonces los libros importan, y más de lo que puedo declarar.